lunes, 17 de septiembre de 2018

DàLIT bombones con ALGARROBA


Si tienes un paladar dulce, pero además quieres ser  inteligente, consciente y sin que te cree ninguna adicción, entonces sin duda, una de tus más preciadas aliadas es la algarroba. Sí, la vaina del árbol algarrobo, perteneciente a la familia de las leguminosas, estas vainas de color marrón oscuro son  convertidas  en una “harina”  libre de gluten y apta para celíacos, consiguiendo también asemejarse mucho al cacao en polvo que ya todos conocemos, un endulzante 100% natural.    La algarroba, al igual que el cacao, es rica en triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, nuestra hormona del bienestar y felicidad, de allí que su consumo nos proporcione placer y una sensación reconfortante tanto en boca como a nivel emocional. Sin embargo, a diferencia del cacao, la algarroba tiene la ventaja de no crear adicción ya que no contiene teobromina (u otras sustancias estimulantes) y es por ello que se recomienda tanto a niños como adultos, a la hora de buscar “desengancharse” de la necesidad de tomar su dosis-dependencia de chocolate diaria. No obstante, ambas opciones son interesantes y se pueden alternar si su procedencia es de calidad y su consumo, moderado.    
Nutricionalmente la algarroba es baja en grasa (menos de un 2% frente al 23% del cacao), y rica en azúcares naturales, lo que la convierte en una excelente fuente energética, para días de alta intensidad, deportistas, niños y adolescentes. También es buena fuente de proteína vegetal y al igual que el cacao, contiene cantidades significativas de hierro, calcio y magnesio, con la gran e interesante diferencia de carecer de oxalatos, lo que conlleva a una mejor absorción de dichos minerales.
Otra ventaja que presenta esta vaina es su riqueza en fibra, especialmente de tipo soluble con función prebiótica gracias a su contenido en pectina y lignina, lo que beneficia nuestra microbiota intestinal, el batallón que reside en nuestro segundo cerebro, además de combatir el estreñimiento, regular el colesterol y desinflamar las mucosas digestivas.     Al ser un producto de cercanía, el consumirla en sustitución y de manera alterna al cacao, la convierte en un producto ecológicamente más ético ya que forma parte de nuestra geografía.